viernes, 4 de marzo de 2016

Actualmente leyendo: Crónicas marcianas de Ray Bradbury

¡Hola de nuevo!

Hace ya más de 5 años que quería ponerme a leer Crónicas Marcianas, pero hasta ahora no había tenido el suficiente interés ni la oportunidad. Finalmente, el tiempo ha llegado y decidí desempolvar el pequeño ejemplar que tenía prácticamente desde que empezó este blog.

Debo decir que esta novela me gusta mucho, y no porque este tipo de historias sean mis favoritas, sino porque el "Verano del cohete", primer capítulo de esta obra literaria, tiene una esencia especial que me atrapó de inmediatamente. Así que dicho eso, como es de suponer, espero traerles un pequeño análisis del libro tras terminar de leerlo.

Hasta entonces.

martes, 1 de marzo de 2016

Liubliana - Eduardo Sánchez Rugeles

En esta oportunidad les vengo a presentar un libro muy peculiar, un libro proveniente del talento literario de mi cálida tierra: Venezuela. No estoy seguro si ya habrás escuchado hablar del autor o del libro, pero no importa. Una cosa es segura: "Liubliana" es un libro que viene a demostrar que por las arterías de Venezuela, no importa específicamente en que región, corre sangre literaria.

Pero primeramente, quiero mostrarles un pequeño cuadro resumen con la información esencial, incluida la sinopsis disponible en la contraportada del libro.

Liubliana 
(2da edición)
Autor: Eduardo Sánchez Rugeles
Páginas: 335 (incluida notas del autor e índice)
Editorial: Bruguera
ISBN: 978-980-6993-90-7

Liubliana es el nombre de un ciudad, pero también el recuerdo de una pasión; el escondite secreto en el que confían los desesperados; el único reducto esperanzador. Liubliana es todo eso y mucho más. Como el libro que tiene el lector en sus manos: sinergia de la vida, amalgama de lo humano. Este gran relato es un aeropuerto desbordado de historias cruzadas y saturado de imágenes imborrables, una montaña rusa de emociones, un caleidoscopio de vivencias pasadas. Liubliana es una trepidante historia de amor fou en varios tiempos y lugares. Hay en ella la melancolía y la nostalgia propias de toda la historia de crecimiento. Pero también hay humor e ironía a raudales. Y tragedia. Y thriller. Y el retrato de una época plagada de seres que han sido arrancados de su entorno de manera abrupta y que no han sabido manejar ese destierro. Esta gran novela coral es un compendio narrativo que le reportará a este escritor venezolano la consagración definitiva. .

***

Leer Liubliana es ponerse en al piel de un venezolano y vivir el día a día. No, no estoy siendo sentimental; la novela fue escrita por un venezolano y no es de extrañar que se plasmen situaciones que solo alguien nacido en la tierra de Bolívar podría entender completamente.

Liubliana cuenta la historia de Gabriel Gerrero, un joven que creció en el barrio de Santa Mónica, en Caracas, rodeado de la clásica vivencia juvenil. A Gabriel no le gusta mucho su tierra natal y es por eso que un día decide irse, vivir y trabajar en un entorno diferente al que ya ha tenido que soportar. Pero una vez que está fuera, especificamente en España, y con un matrimonio que parece feliz, Gabriel se da cuenta que el mundo es muy diferente y mucho más cruel de lo que esperaba.

La novela entonces se levanta como una receta segura para el destierro y el exilio de los personajes. Liubliana aunque tiene sus momentos de humor, romanticos (aunque este no es el fuerte, claro está) y de reflexión, profunda reflexión, también está inmerso en una tragedia sin limites; se transforma en una critica a la decadencia de no solo un pais, sino de la humanidad, y de como una nueva generación de jovenes ven sus vidas condenadas a la angustia y el fracaso.

Para plasmar todo esto, Sánchez Rugeles, se vale de cortos y contundentes capítulos con abundancia de monólogos pero poco diálogo y descripción. La historia sufre saltos en la linea temporal, yendo de un lugar a otro- a veces abruptamente y sin decirle nada al lector- como si fuese una pelicula. Sin embargo, es fácil indentificar las tres etapas cruciales de la vida del protagonista:

1. La infancia en Caracas junto con sus amigos. Una época que está plagada de alegría de la juventud y su ya tan rara inocencia y que se ve manchada súbitamente.

2. Sus años de matrimonio e intento de un trabajo exitoso en Madrid, España.

3. El final irremediable en Liubliana, luego de que Gabriel lo ha perdido todo.

Pasando a mi apreciación personal, creo que la novela está bien lograda. Su lenguaje es muy coloquial y no por eso deja de ser impecable; de hecho, el libro está lleno de mucha jerga criollísima, una que todo venezolano reconocerá a leguas de distancia.

El argumento es  sólido y obviamente bastante fatalista para todos. Es evidente que Sánchez Rugeles quiso darles un terminal amargo a casi todos sus personajes, algunos cuya vida acaba en la muerte, otros porque quedan marcados por el trauma, otros porque no logran lo que se habían propuesto.

Es en este punto me toca hablar de los personajes. Hay muchos, algunos me gustan más que otros, e incluso algunos son mis predilectos, como Mariana Briceño, cuyo constante acidez me fascina, pero sobretodo porque siempre trataba de hacer aterrizar a Gabriel con sus dolorosas verdades, y el viejo Vivancos, que era un personaje de lo más dulce; sentí mucha empatía por este anciano que recordaba todo sobre Santa Mónica.

Intensa fue la tristeza que sentí cuando Mariana fue masacrada y Vivancos, el viejo que recordaba todo, terminó perdiendo la memoría por culpa del Alzheimer, una muy cruel ironía. Y al igual que con estos dos, todos los demás personajes terminaron de cierta forma no de la mejor manera.

Pero mención especial hay que hacer a Gabriel Guerrero, el personaje principal. Este hombre no puede ser más terco y obstinado porque si no sería ridículo, pero en serio, no puede ser que alguien en la vida sea tan intenso y porfiado. Su enfermiza obsesión por Carla Ramírez, una relación muy apresurada y que no entendí, era como una patada en el estómago, pero lo comprendo totalmente. Ese comportamiento suyo tendría que ser quizás porque su madre no era la mejor mamá del mundo, pero quien sabe.  Lo que sí es cierto es que al final de tanto pedalear, Gabriel terminó siendo lo que se había propuesto; el no quería ser alguien en la vida, su mayor anhelación era ser un hombre común y corriente y vaya que lo consiguió.

Los otros personajes de la historia no captaron mucho mi atención, ni siquiera Carla, de la que Gabriel se enamoró tan perdidamente. De verdad, me pareció muy precipitado todo entre ellos. Buscando una explicación lógica tengo que decir a su favor que ambos eran jóvenes y (casi) todos los jóvenes quieren irse desbocados por la vida.

Hablando de juventud, es evidente cuando lees las líneas de Liubliana, que es obra de un alma jóven. Su intención está muy ligada a la necesidad de los venezolanos de buscar oportunidades en otra parte, oportunidades que su tierra natal no les brinda. Esa necesidad trae como consecuencia la fuga de muchas talentos jóvenes que se van a otros territorios porque en su criterio, en Venezuela nada sirve. En la novela, Guerra es un obsecado cuando repite que su país no sirve y que los conocidos y amigos de su barrio son unos buenos para nada.

Resulta por tanto en una profunda reflexión, y un gran movimiento por parte del autor, cuando en el funeral de la Nena Guerrero, su madre, los que asisten y cargan la urna son esos "buenos para nada" o "sin futuro". Allí frente a sus ojos, los que se paran son los que una vez menospreció, los mismos que se quedaron en su país, quizás porque no podían irse, pero que luchan como muchos otros venezolanos más que aún creen en su tierra.

Ya hacia al final de la historia, llega lo que a mi criterio es mi parte favorita de toda la obra. Cuando Gabriel va a Liubliana y camina por las calles heladas recordando todos sus amigos y conocidos, mis ojos se llenan de lágrimas. Y casi no puedo evitar la profunda melancolía que siento cuando recuerda ese viejo partido de futbol en el que "los perdedores debían brindar los perros calientes". Su victoria sobre un simple partido de futbol callejero, está lleno de significado y es por eso que cuando se sienten los campeones del mundo, no es solo un título, es la forma que usa el autor para mostrar que el momento más feliz en la vida de Guerrero fue y siempre será su niñez junto con ese monton de "carajitos" de su barrio. Porque para la vida de los adultos que mucha veces no es lo que se esperaba, como resulta para el protagonista, los mejores momentos son la juventud, en los que eramos felices y no lo sabíamos.

Mi puntuación:
****°
4 de 5

Lo mejor: -La narración tan elegante y reflexiva
- La facilidad para identificarse con muchas de las situaciones planteadas

Lo peor: -La precipitada relación entre Carla y Gabriel


**


Recomiendo que se lea Liubliana con la mente muy abierta a la reflexion y sobre todo estar preparados para revelaciones chocantes y en el caso de los venezolanos, sentirse identificados aunque sea un poco.