martes, 27 de septiembre de 2011

La tienda de muñecos



Los juguetes fueron y aún pueden ser el motivo de muchas alegrías. Sin embargo, es comúnmente en la niñez cuando nos sentimos emocionados por el hecho de tener un juguete. Y es que nuestra felicidad se volvía (o se vuelve) inexplicable cuando teníamos (o tenemos) uno de estos objetos en nuestras manos. Ya sea porque nos encantaba manipular "muñecos de acción", "carritos", "trompos" o "soldados" y crear nuestro propio mundo, o porque sencillamente nos divertíamos con las aventuras, los juguetes siempre se han constituido como un buen recuerdo de la niñez... Aunque hoy en día sintamos vergüenza de recordar esos tiempos.

Sea cual sea nuestra situación, es muy probable que cuando eramos más pequeños hayamos tenido nuestra propia odisea. De seguro teníamos un "peluche", "vehículo" o "balón". Y es también muy probable que hayamos gozado de sobre manera inventados miles y miles de aventuras imaginarias. Nuestra niñez era por tanto un momento de diversión por completo cuando teníamos a nuestros amados juguetes cerca.

Pero eso sí, siempre hay que crecer... Y ciertas cosas necesitan cambiar.

La tienda de muñecos es un cuento que narra la historia de un viejo hombre que conserva una tienda de juguetes que heredó. El tiempo que ha pasado con ella es largo, pero a pesar de todo, y del hecho de que lo que contiene son "sólo muñecos", insiste en mantener en el lugar una especie de régimen jerárquico como si los juguetes y toda la tienda fuera una especie de reino. Un muchacho mucho más joven se encuentra viviendo en la tienda, y obviamente las reglas y el sistema del actual dueño no le parecen. ¿Pero por qué no? Pues, cuando se lee la historia, hasta nosotros mismos podemos pensar que es un poco ridículo que alguien sea demasiado estricto con unos pobres muñecos. Se supone que esas tiendas son lugares donde los juguetes son mostrados para ser vendidos, pero en esa tienda en particular, que el autor nos plasma en la obra, el dueño insiste en dejar los juguetes perfectamente ordenados, sin permitir que el muchacho más jovén, quien está con deseos de jugar con ellos, los toque.

La obra tenía que ser un cuento y pertenecer al género fantástico para que todo pudiese tener sentido, ya que en la fantasía nos encontramos con cosas que en la vida real no suceden. Pero el hecho más conocido y peculiar de esta obra titulada "La tienda de muñecos" no tiene que ver con que sea un cuento o que se trate de una historia netamente fantástica. El cuento obviamente es distinto a muchos que conocemos, y es que no podía ser de otra manera si su autoría pertenece a Julio Garmendia, un escritor que en su tiempo se consideró como extraño.

El mundo que crea este autor demuestra claramente lo que lo diferencia de muchas obras literarias. Garmendia nos regala una obra literaria muy corta en cuento a la extensión, esto aunado al hecho de que pertenece a la fantasía como ya se dijo, nos da una de las varias características que son propias de los cuentos. Pero lo que merece una verdadera mención es que es una obra, que nos puede alegrar el día dado a los toques de humor que el autor ha insertado en ella. El argumento puede parecer infantil, pero es una gran manera de recordar momentos de nuestra niñez por el simple hecho de la historia que con sutileza nos regala Garmendia.

Pero "La tienda de muñecos" no podía ser menos que eso. Julio Garmendia nos demuestra que es un autor distinto a otros al poner un practica un termino conocido como "ambigüedad", gracias al cual hay ciertas situaciones que no son totalmente claras, y por tanto el lector no puede distinguir completamente si son ciertas o falsas. En el caso del cuento, por ejemplo, el autor menciona una tienda de muñecos, pero no detalla donde se encuentra ubicada, por lo que puede ser cualquiera y no podemos concluir su veracidad.

También podemos encontrar otras riquezas en esta obra, por un lado la ironía está presente en algunos fragmentos como "confundo los abogados con las pelotas de goma, que en realidad están muy por encima". Para poder entender claramente cual es la ironía, hay que tener en cuenta y recordar que el dueño de la tienda, quien es el padrino del muchacho, instituyo un régimen donde ordena a sus juguetes con una jerarquía ficticia. Teniéndolo en cuenta podemos inferir que cuando el autor explica que los abogados están por encima de las pelotas de gomas, nos está explicando que están en un rango superior. ¿Pero por qué las confunde si no se parecen en nada? Es aquí donde está la ironía. Las pelotas son juguetes que podemos apretarlas y manipularas con las manos, pero ¿qué hay de los abogados? Cuando Garmendia expresa sin problemas que los confunde, está haciendo referencia a una situación de hoy en día: el hecho de que tal vez, algunos abogados pueden ser manipulados como una pelota. ¿Es eso cierto? Es aquí cuando el lector reflexiona y da su propia opinión al respecto.

Y así como encontramos esta ironía, nos podemos encontrar con algunas otros recursos a lo largo de la obra. Pero otro detalle que resulta importante recalcar, es la insistencia del autor de retratar una tienda donde un hombre, el dueño se empeña de en mantener un régimen jerárquico. Dicho régimen como ya se ha dicho, ubica juguetes más importantes como "abogados" en la cima y a otras como las "pelotas de goma" más abajo. Este factor lo que hace es referencia a una situación social. Garmendia hace una crítica con su cuento, al expresar a su manera como ese una sociedad errada: aquella que considera a unos más importantes que otros, y que pone a los reyes por encima de la gente común. Esta crítica, incluyendo el abundante humor que contiene la obra y aunado a la ambiguedad es lo que vuelve a caracterizar a Garmendía como un autor distinto.

Pero, aún tratándose de un autor distinto, la obra de Garmendia puede estudiarse como si fuera otra. En el caso de "La tienda de muñecos" se toma muy en cuenta el punto de vista del autor, y es ubicado en tercera persona. El relato es contado por el muchacho, lo que da la facilidad de conocer más a fondo lo que el siente con respecto a la situación de su padrino y como trata los juguetes. Los personajes son obviamente el muchacho, su padrino, los juguetes y no hay que dejar atrás a Heriberto, un ayudante en la tienda que es descrito como afeminado y despreciado por el propio padrino. El cuento no es más que un retrato de una historia que se puede comparar con la injusta sociedad y al mismo tiempo con una frágil felicidad que desaparece cuando los juguetes, lejos de cumplir su propósito, son confinados a estar firmes, sin dejar que nadie los toque... Como le pasó al ahijado del padrino.

El muchacho obviamente no está de cuerdo, y a pesar de que su abuelo también hacía lo mismo, él se limitada a pensar en hacerlo. Pero cuando su padrino fallece en medio de una enfermedad, y tras una ceremonia hecha por sus curas de juguete, el joven no puede hacer más que abstenerse de soltar una lágrima y acomodar todos los juguetes de nuevo en sitio comenzando otra vez, a pesar de que al principio no estaba de acuerdo, un reino con un régimen jerárquico que seguramente continuaría de generación en generación...

Ya para concluir, es preciso decir con claridad que este cuento a pesar de que pueda resultar muy hilarante, no es más una crítica a la sociedad venezolana en la época. Con esta obra, Garmendia busca plasmar una especie de paralelismo con lo que se vivía en ese tiempo. Era 1927 y en Venezuela estaba instaurada la dictadura de Juan Vicente Gómez. Si se tiene en cuenta eso es muy fácil darse cuenta que las reiterativas quejas del muchacho en contra de un abursudo totalitarismo y la jerárquia entre juguetes encuentra el significado completo cuando se compara con lo que sucedió durante la dictadura gomecista.

Así que aunque por un lado, este relato se puede ver como un cuento más, también lo podemos valorar por el profundo mensaje que dicta.



Es más que eso...

El arte de escribir data de tiempos muy antiguos. Se tienen registros de pergaminos, papiros, cartas, documentos que se han convertido en reliquias, libros antiquísimos. Las variedades son muchas, y los métodos que se han empleado para el grabado de la escritura son igual de numerosos.

Es más, parece mentira, pero la escritura tiene muchas variantes que si nos ponemos a pensar ahora en ello, tendríamos que requerir de más tiempo para poder explicar cada una. Lo cierto es que el ser humano, la civilización tiene el privilegio de disfrutar de muchas culturas distintas referentes al arte de escribir.

Tenemos por ejemplo, el alfabeto griego, que sirve de base para el idioma mismo. Contamos también con nuestro propio idioma que nos permite comunicarnos, y con muchos más como el inglés, el francés, el alemán, el italiano y el portugués. Podemos elegir como si se tratara de el menú, pero lo más impresionante de todo es que cada idioma es distinto, tiene sus propias características y muchas formas en el que el arte de la escritura, sean cartas, novelas, poemas, artículos o cuentos, se puede expresar. Eso nos deja con un gran valor por el que alegrarnos.

Y si hablamos de lenguas más distintas como la china, la japonesa o la hindú, sencillamente podemos resumir todo en una sola palabra: "Impactante".

Poemas, novelas, cuentos, ensayos... Constituyen apenas unos pocos ejemplos de las magníficas riquezas de la escritura. El arte de escribir es más que un regalo, el escribir es mucho más que poder crear tu propio mundo, es más que plasmar ideas. El arte de escribir una bendición, una bendición tan grande gracias a la cual el mundo existe y podemos sentirnos muy felices de ella.

El arte de escribir es algo que se siente en el fondo del corazón, del alma. El escribir es un privilegio. Es una rosa perfecta que engalana nuestro existir en la tierra.

Pero aún, siento que puedo decir que el escribir es mucho más que eso...

¿Y tú qué piensas de la arte de la escritura?
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